Mis 30 discos favoritos de 2020

 1- The Flamming Lips. American Head.

Es un disco de esos que no te los acabas. Melodías que se bifurcan, que amagan y proponen. Instrumentos que van y vienen. Voces que ahora gritan, ahora susurran. Cuando parece que lo aprendes, descubres un nuevo acertijo sonoro. Los amos de la psicodelia. Mi disco del año.
2- Fontaines D.C. A Hero’s Death.
Y en un principio el pentagrama sonrió a la Velvet Underground. Y sus hijos se repartieron por las salas de concierto. Y los hijos de los hijos. Hasta llegar a los Fontaines D.C. Con la guitarra al hombro y el rock en el alma. Adultos.
3- The Strokes. The New Abnormal.
Cada vez que lo escucho me gusta más. No he llegado al efecto techo. Y eso no ocurre con frecuencia. Una linea de tiempo une The New Abnomal con Is This It. Su mejor disco en 20 años. Inspiradísimos.
4- A Girl Called Eddy. Ben Around.
¿A quien va a gustar este disco?
A los que disfrutan de las buenas canciones. ¿A todos? A todos.
Erin Moran es A girl called Eddy. Su primer disco lo publicó en 2004. Ha tardado 16 años en decidirse a publicar su segundo trabajo.
Su música nace en Burt Bacharach, pasa por Carol King, Judy Mitchell y se pasea por Paddy McAloon, hasta llegar al siglo XXI.
Un álbum clásico, atemporal. Un disco bello. Somos afortunados.
5- Happyness. Floatr.
Es un disco sentido, que emociona. Una montaña rusa de las alegrías y tristezas que explotan ahora deprisa y después despacio. ¿Psicodelia? Psíquico.
6- Dehd. Flower of Devotion.
Si quieres escuchar música claramente indy con alguna base grounge, si te gustan las guitarras omnipresentes y limpias, si adoras las melodias pegadizas y los estribillos optimistas, este es tu disco. El lado bueno del 2020.
7- Hinds. The Prettiest Course.
El disco que me ha hecho pasar los mejores ratos. Incapaz de escucharlo sin mover los pies, sonreir con complicidad y (casi) cantar. Ha sido mi disco de cabecera y el de la mesita de noche. El de la playa y el de la autopista.. ¡Gracias!
8- Coriki. Coriki.
El viejo espíritu del rock&roll traido al siglo XXI. Contundente. No excesivamente acelerado. Con sus punteos de guitarra y juegos instrumentales. Necesario.
9- Lomelda. Hannah.
Las canciones suenan muy despacio para permitir que la voz acaricie las melodías. Y que bien suenan todos los instrumentos... No, no es otro disco más de una cantautora americana. Va más allá.
10- Sorry. 925.
Rock nada convencional. Cargado de ideas y vitaminado por la imaginación. Oficio. Sin concesiones. Anuncian carrerón en este estupendo inicio de década. Esa música que me gustaría tocar.
11- Nathy Peluso. Calambre.
Uno de los discos más agradables del año. Nathy se atreve con muchos géneros. Salsa, tango, trap, canción, rap, reagueton... Tiene cuerda para todo. Complicidad.
12- Rose City Band. Summerlong.
No será la primera vez, pero la mezcla entre el country y la psicodelia queda la mar de bien. Toda una (muy agradable) sorpresa.
13- My Morning Jacket. The Waterfall II.
Lo que aparentaba ser un disco de descartes es un -de nuevo- excelente disco. Un puñado de buenas canciones de rock americano de tiempos tranquilos. Nunca defraudan.
14- The Inocense Mission. See you Tomorrow.
Contiene alguna de las canciones más bellas que he escuchado este año. Pura delicia.
15- Yo la tengo. We have Amnesia Sometimes.
Nos regalan experiencia auditiva. Tiene más ritmos y melodías de lo que pueda parecer en escuchas poco atentas. Todo nuestro.
16- Haim. Women in Music Pt. III
Uno de los discos “para todos los públicos” del año. Las hermanas Haim terminarán el año siendo bastante más conocidas... y ricas. Californiano 100%.
17- Joel Sarakula. Companionship.
Música para acompañar el descanso en la cubierta de un velero rumbo a las Islas Vírgenes. Tumbado sobre la humilde arena de una playa, también. Excelente música de coctel.
18- Special interest. The Passion Off.
Compases brutales con batería en plan tamtam monótono y ruidos. En el sentido literal de la palabra. Voz que recita y (casi) rapea. No se si hay que escucharlo de pie o sentado. Melodía primogénica.
19-Fiona Apple. Fetch the Bolt Cutters.
Una de las triunfadoras del año. Poco que añadir. Sabor de cabaret. No solo lo cuenta todo. También lo comparte. (Perros y otros bichos incluidos). Está bien donde esta.
20-Bartees Strange. Live Forever.
¿Género? Es rock, soul, pop, algo rapero, folk y pedazos de electrónica. Esa es la gracia y la agradable sorpresa. La voz, tremenda. Montones de registros. Aprendió, como tantos, ¿en el gospel de la iglesia?
21- Kewin Morby. Sundowner
La portada ya da pistas. Una habitación en un paisaje. El aislamiento dentro de la libertad. Intimidades en Kansas.
22- Wilsen. Ruiner.
Entre el pop intímo y el folk melódico con inequívoco sello indie está uno de los díscos más sencillamente agradables de escuchar de este año. Vecinos de Big Thief.
23- Loma. Don’t Shy Away.
Un envoltorio complejo de arreglos electrónicos, rítmos y melodías que no inventan nada, pero que si lo parece. Una voz que susurra en tonos altos. Una sorpresa en cada tema. Hipnótico.
24- Idles. Ultra Mono.
¿Que quieren que les diga? Un mucho de post punk o rock acelerado, llamenle como quieran que ya me entienden, no solo viene mal. Es absolutamente necesario. Fuck Covid-19.
25- Marker Starling. High January.
Un cincuentón tocando el piano, acompañado de una banda melódica que empapa de música suave, con una voz que abraza y mece al oyente. Tan simple pero tán difícil de conseguir. Para enamorar.
26- San Cisco. Between You and Me.
¿Rock, folk, pop, psicodelia? Nah, es indie. Y de Australia. Cómpralo. Te va a gustar. Me caen tremendamente bien. Simpatia para los oidos.
27- Video Age. Pleasure Line.
Pop negruzco un poco Disco setentero. Salvando distancias. Voces y guitarras juguetonas. Ganas de vivir en todas las notas. Con subidas y bajadas. Disco del verano.
28- The Beths. Jump Rope Gazers
Definitivamente, el imperio de las melodias roqueras se trasladó a Oceania. Con los instrumentos de siempre (esas guitarras...) presentan un disco de ¡ya! pero atemporal. Tremendamente necesario. Este año. Precisamente.
29- Westermann. Your Hero is not Death.
Un alumno aventajado. Con sus raices de soul y jazz pero instalado en el pop con juguetitos del siglo XXI. Ocupa el lugar casi más disputado de la lista. Muchos lo querían. Juventud.
30- Bob Dylan. Rough and Rowdy Ways.
Dylan es como el Abraham del rock. Pasaron otros antes, vinieron otros después. Pero es el patriarca. Y, el, aunque es discreto, lo sabe. Y lo cuenta. Inmenso.
That’s all folks.

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