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S'estan mostrant les entrades d'aquesta data: novembre, 2021

Idles. Crawler. (2021)

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No se si ha sido por el confinamiento, largas horas de soledad para pensar, practicar y expresar, pero este disco les ha salido más trabajado.   Instrumentos más limpios, melodías más identificables y voz más esforzada y ajustada. Pero que nadie se lleve a engaño. El hecho de que sea menos ruidoso, no implica que sea un disco fácil. Nada de arremolinarse plácidamente en el sofá. Y olvídense de bailar (aunque pueden saltar).  La actitud de rabiosa dureza mantiene las mismas ganas de plantarle cara a este siglo. Por lo menos. Personalmente, me ha gustado más que el anterior.

The War On Drugs. I Don’t Live Here Anymore. (2021)

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Cuando un grupo inicia un proyecto, está lleno de ilusión e ideas. Pero suele faltar oficio, complicidad. Pasa el tiempo, van aprendiendo pero ya sin la virginidad del principio. Algunos abandonos. Salen discos buenos, otros no tanto, fracasos también. Reconocer las virtudes es una garantía. The War On Drugs son una banda madura. Funciona como una locomotora. Su disco más reciente no es un prodigio de innovación experimental. Saben que su virtud es el buen rock americano de siempre. ¿Adulto? ¡Son adultos! Y allí se quedan sin ganas de buscar nada más. Porque lo hacen muy bien y ¿para que han de salirse de ese camino?

Maxine Funke. Seance. (2021)

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¿Tenéis una cabaña junto a un pequeño lago en los alpes suizos? ¿Tenéis una gran chimenea para calentar toda la estancia? ¿Tenéis una marmita junto al fuego rebosante de queso fundido? ¿Creeis que lo tenéis todo? De poco sirve todo este escenario sin la música de la neozelandesa Maxine Funke. Con la guitarra y un discreto acompañamiento de instrumentos acústicos, su voz, frágil pero decidida, evoca recuerdos con melodías que parece que no quieren molestar. Que están ahí, discretas, pero a la que te das cuenta, has olvidado la cabaña, el lago, la chimenea y la fondee. La música ha vuelto a ganar la partida.

Illuminati Hotties. Let Me Do One Mor. (2021)

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La californiana Sarah Tudzin, frontwoman del grupo, empezó su carrera musical como ingeniero de sonido. Por ahí se entiende la musicología que transpiran sus canciones: perfumes de shoegaze, noise rock, grounge… pero, sobretodo, esa capacidad de composición formal de la que tiene mucha música en sus oídos . Temas que entran con facilidad, sin renunciar a la vanguardia y la experimentación. Formación, creatividad, valentía e ideas claras. Larga vida. P.D.: MMMOOOAAAAAYAYA es una de las grandes ( y divertidas) canciones del año.

Mild High Club. Going, Going, Gone (2021)

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Ya con los primeros compases, te sitúas a la espera de que Doris Day (1922-2019) aparezca en la puerta de ducha con una toalla envuelta en la cabeza. Música de sábana blanca y chicle de menta. Psicodelia de atardecer en el Caribe (aunque son de Chicago) Como debe ser, en esta década de fusiones, sabor a mambo, bossanova y algún aliño salsero. Y Bacharach (cargado de jazz, claro), marcando el cauce pop. No encendáis un cigarrillo, no saboreéis un daikiri. Abrid la ventana y mirad. El paisaje es el que es. Poco podemos hacer para cambiarlo. Pero escuchar este disco da “amabilidad” a la vida.

Geese. Projectort. (2021)

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Pensé que eran otra de esas bandas de postpunk (por etiquetar de alguna manera) que están llegando de Inglaterra.  Actitud con su punto de rebeldía, voz que habla/canta, algo nasal, guitarras, linea de bajo y golpes de batería. Maestría en el manejo de los instrumentos y producción cuidada. Con sus golpes de efecto. La enésima reinvención del viejo rock urbano. Pero son de Nueva York. Es importante, porque el género (o rama) ha cruzado el charco. Garantía de que cada vez hay más bandas interesadas.  Y, a mi, que me gusta, me parece fantástico.