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S'estan mostrant les entrades d'aquesta data: maig, 2021

Twenty one pilots. Scaled and Icy (2021)

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¡Vale! A muchos nos gustan las canciones que entran a la primera. Es la obsesión de la industria del mainstream.  También es verdad que, en muchas ocasiones, esas canciones pierden interés tras pocas escuchas. Pero no siempre es así. Y, Weezer a parte, algunos grupos y músicos son capaces de mantener ese inicial buen sabor de boca. El sexto trabajo del duo estadounidense es un buen ejemplo. Menos rapero y bastante más popero, muestra ganas de escalar en las listas de ventas sin renunciar a su identidad e independencia. Un disco para pasar un muy buen rato. Sin más. ¿Sin más?

The Antlers. Green to Gold (2021)

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Nunca debes jugartelo en la primera escucha. Lo hice con pereza. Con la idea de que este grupo habría publicado algunos descartes para pagar deudas. Creo que llevaban 7 años sin sacar nada nuevo.  Lo he recuperado hace un rato. Corro a flagelarme. ¿Como no me di cuenta? Y tan cerca que ha estado todo ese tiempo. ¿Hay algo mejor que beber vino bajo un manzano, sentir la hierba mojada bajo los pies desnudos, refrescarse la cabeza con el agua fría de un riachuelo en verano? Si. ¡Ponerle música! Y los Antlers se han lucido. 

2104-Lambchop. Showtunes (2021)

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 Así, de entrada, el disco que más ilusión me hace de la cosecha de hoy. 35 años de carrera sin renunciar a un estilo personalismo, merecen un respeto. Para nada defraudado. Baladas underground para adormecerse. Juegueteo instrumental minimalista con la justa y necesaria electrónica. Y todo eso sin renunciar a esa base tan americana de fogatas cerca de la pradera. Porque la voz y la guitarra son el alma de todas sus cancionez. En mi opinión, hace tiempo que son un grupo de culto.

St Vincent. Daddy's Home (2021)

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No me pregunten porque, pero siempre ando buscándole las cosquillas a los discos de Annie Clark. Su enorme éxito está avalado por una calidad que pocos se atreven a cuestionar. Pero hay un punto de pijismo y discreta arrogancia que me hace refunfuñar. Dura poco. Al final, ella gana. Y el Daddy’s Home es otro discazo. Un homenaje a la música de su padre, que cumplió su condena de carcel (creo que por un tema de dinero). Aunque en el disco hay de lo de siempre.    (¿Dónde está Johnny?), nada se parece a lo de antes. Es el mérito de St Vincent. Esa capacidad de reescribir temas que refieren a otros y hacerlo rematadamente bien. Tiene tanto talento que da rabia.

The Manchester Orchestra. The Million Masks of God (2021)

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Este disco tiene un don muy apreciado. Al menos, para mi. Lo escuche un par de veces. Una mientras conducía y otra, a la vez que husmeaba con la tableta. No me llamó demasiado la atención. A la tercera, subidón: todas las canciones eran muy reconocibles. Se habían incrustado en mi memoria. Y me apetecía escucharlas. Eso no es fácil de conseguir. El mérito es de Andy Hull, compositor de los temas. Al que hay que sumarle el trabajo de toda la banda, que entregan un trabajo perfectamente producido. Tal vez no llegue al nivel de A Black Mile to the Surface (una de las joyas de la pasada década), pero por ahí andará. 

Juan Wauters. Real life situations

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El uruguayo, aunque afincado en Nueva York desde hace 20 años, vive recorriendo america latina, tocando, escribiendo y actaundo. Las películas las dirige en Europa. El título le viene como anillo al dedo a lo que es el disco. Entre sonidos de la calle y una amalgama de ritmos mestizos, tanto en inglés como en castellano, Juan canta sobre la vida y la felicidad de vivirla. Tampoco siempre. La vida es como es. De lejos me recuerda al espíritu de los añorados Moldy Peaches, pero es otra cosa. Un disco muy recomendable para oidos inquietos y abiertos al mundo. Y atención las colaboraciones. Marc DeMarco incluido.

Fiver With The Atlantic School Of Spontaneous Composition (2021)

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Una de las buenas sorpresas del año. De esas que premian el trabajo que supone husmear por las novedades tirando de hilos que, en ocasiones, son fructíferos.  Simone Schmidt es un “viejo conocido” en el panorama musical estadounidense. En diferentes formaciones, este es ya su séptimo trabajo. Me gustaría ser más erudito para explicarlo mejor. Digamos que nace del folk, el country, para abrirse a la psicodelia como objetivo y a la libre improvisación como método. Y esa mezcla, si nos la creemos, atrapa.  Hay que oírlo. Tampoco hace falta prestarle mucha atención. La música hará su magia y más de una quedará cautivado. Es mi caso.

Iceage. Seek Shelter (2021)

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Tantos años después ya ando un poco cansado de grupos nacidos baja la larga sombra de la Velvet. Ya lo dijo alguien: por cada disco vendido del plátano, sale un grupo nuevo. Y así los últimos 50 años. Es verdad que Iceage tienen su propia personalidad. Aunque a mi me recuerdan a los Stones... Sea como sea, parece que tienen a la crítica entendida a favor. Pues lo aguantamos hasta el final. Al menos una vez. Que luego me tengo que comer mis palabras. Por cierto. ¿Dije que son daneses? ¿Y que es su quinto álbum? ¿Comenté mis esfuerzos terapéuticos para curar mi monomanía frente a los grupos nórdicos?

Girl in Red. if i could make it go quiet (2021)

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Tengo un cierto temor ante la música procedente de los países nórdicos. Infundado, lo se. Pero no puedo evitarlo. Cuando leí una (buena) reseña del disco de la noruega Marie Ulven ni fui a mirar de que iba. Hoy me ha vuelto a aparecer y me he decidido a escucharlo.  A los dos minutos ya estaba introduciendo la canción que lo abre, Serotonin, en mi lista de favoritas de año.  Pero es que el resto del disco no tiene desperdicio. En las fronteras del mainstream, es pop enérgico que no reniega de orígenes en el rock, cuando no estaban demasiado bien definidas las lineas entre un género u otro. Si lo han estado alguna vez.

Crumb. Ice Melt (2021)

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Segundo trabajo de la banda afincada en el Brooklyn neoyorquino. Difícil de definir. Pop psicodélico con pocas concesiones a la melodía fácil. Es el primer disco que escucho de ellos y confieso que no solo me entretiene. Está lleno de sorpresas sonoras que lo sacan del capazo de los “uno más “.