Está claro que Clara Viñals domina el lenguaje. Solo así se puede entender que sea capaz de reducirlo al minimalismo imprescindible. La métrica cuidada otorga su propia musicalidad a los pequeños poemas que son sus canciones. Que envuelve en un pop sencillo, que rehuye cualquier complicacion gratuita. Como debe ser el buen pop. Con buena letra y sin levantar demasiado la voz, nos habla del amor. De la ilusión del comienzo, la alegría de la estabilidad y la rabia del final. Pero sin dramatizar demasiado. Es una chica feliz.
Un grafismo absolutamente excelente...
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