Lucrecia Dalt. ¡Ay! (2022)
Escuchar el reciente trabajo de la colombiana (afincada en Berlín, tras un tiempo en Barcelona) es sumergirse en una de las mejores experiencias músicales de la actualidad. Pasados los cuarenta, transita desde la electrónica hasta un pop onírico con influencias que van del jazz a la canción latinos y la música de cabaret de los años treinta. Letras con un punto surrealista pero con ideas identificables. Susurradas, casi más que cantadas, como para no resultar demasiado intrusiva. Un disco, repleto de matices e ideas, que gana con cada escucha.