Ethel Cain. Perverts. (2025)
Si bien el LP de debut (Preaches Daughter, 2022) de la floridana podría haber pasado por ser uno más de la invasión de poperas norteamericanas, un oido atento ya apuntaba a gustos algo más alternativos.
Hija de un pastor bautista del sur profundo, descubre que su género no es el que se le asignó al nacer y a los 20 años se declaró mujer trans. Arropada por una seria formación musical suele escribir sobre las tristezas de la vida y la muerte.
Todo eso hace 3 años.
Ahora me encuentro escuchando su segundo disco, recién soltado al aire. Confuso y desorientado.
Olvídense del pop. Incluso del folk, que de eso también había en su anterior trabajo.
Perverts es hora y media de piano distorsionado, vientos sonoros para rellenar el fondo de angustias, alguna percusión y lamentos que surgen, a veces, de una voz mínimamente protagonista que recita más que canta:
“Uno. Apatía. Soy lo que soy. Y no soy nada
Dos. Disrupción. Hay un gran temblor. A través del los músculos. Un brillo de campanas. A traves de la neblina.”
Un disco sincero. Seguro. Una propuesta muy “post” que remite a cierta música “culta” contemporanea. Que recomiendo escuchar y dejarse llevar. Alguno va a quedar cautivo.
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